Hola,
Una de las cosas que más emociona a mis alumnos cuando comenzamos una partida es el momento en el que tienen que ir a la tienda o al almacén a por el equipo que van a usar durante la aventura.
Desde que empecé jugar a PDM he pasado por diferentes fases sobre este tema. Al principio, siguiendo todo lo que había leído sobre el tema, y teniendo una clase de primero de Primaria, decidí utilizar objetos físicos durante el juego:
- Un osito de peluche se convirtió en el Súper Peluche.
- Una manta de viaje en la Mantita Linus.
- Linternas de manivela en Gran Detectilinterna.
- Auriculares viejos en Cascos Oyelotodo.
- Un móvil viejo en Súper Walkietalkies.
- Caramelos masticables en Caramelos Antiverrugas.
Y así sucesivamente. Todo bien etiquetado e identificado como objetos de juego. La actividad funcionó bastante bien para toda la clase, excepto porque algunos niños se dedicaron a jugar con los objetos en vez de seguir la aventura, se distraían con mucha facilidad y todos querían coger las herramientas. Sin embargo, cuando jugué con un grupo pequeño de niños, 5 o 6 todo funcionó muy bien, además favorecía el juego de roles, las dramatizaciones salían naturales pues la interacción con los objetos durante la partida era muy buena.
La segunda prueba que hice sobre el uso de herramientas en mis partidas consistió en utilizar objetos impresos en blanco y negro y luego coloreados a tamaño real y con su nombre rotulado en mayúsculas por detrás. Todo salió estupendamente durante las aventuras del primer trimestre, aunque noté que habíamos perdido algo de naturalidad a la hora de realcionarnos con los objetos e interactuar con ellos, pero el ambiente de la clase era más calmado lo que me permitía que la partida avanzara a buen ritmo.
Pero a partir del segundo trimestre del curso, noté que necesitaba algo más. Me hacía falta que los objetos tuvieran unas característas claras y quería que los niños leyeran para aprovechar la actividad lo máximo posible. La solución que se me ocurrió fue crear una baraja de herramientas con las herramientas que aparecen en el libro, y además aquellos objetos que gustan o desagradan a los monstruos: Chocolate, calcetines, bote con arroz, spray espantamonstruos, cepillo y pasta de dientes, juguetes, restos de comida...
Saqué la idea del Blog del Cabo Hicks que tiene varias aventuras para Pequeños Detectives de Monstruos que podéis consultar aquí: http://cabohicks.blogspot.com
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